Tal vez este sea el artículo más personal que escriba en este blog, pero siento la necesidad de compartirlo para normalizar y acompañar a otras madres que puedan estar viviendo experiencias similares.
La Transformación Emocional de la Maternidad
La maternidad ha sido, sin duda, la etapa más transformadora de mi vida, y al mismo tiempo, la que me ha presentado los mayores desafíos emocionales. Como muchas ya sabemos, el torbellino hormonal que nos envuelve en este proceso amplifica cada emoción. Las sensaciones de incertidumbre, miedo y culpa aparecen desde el primer momento, y me atrevería a decir que nos acompañan durante toda la vida.
El Retorno al Trabajo y la Dicotomía Interna
Cuando llegó el momento de reincorporarme al trabajo, me vi inmersa en una profunda dicotomía: por un lado, sentía el deseo de retomar mi identidad profesional, aquella que dejé en pausa meses atrás. Pero, por otro lado, la culpa me invadía al pensar en dejar a mi bebé tantas horas sin mi presencia.
En las largas noches solitarias alimentando a mi hijo, me encontraba haciéndome una y otra vez la misma pregunta: ¿de dónde surge esta culpa?
¿Por Qué Sentimos Culpa al Volver al Trabajo?
La culpa que sentimos al regresar al trabajo después de ser madres tiene raíces profundas. En nuestra sociedad y cultura, todavía se espera que la madre sea la principal cuidadora, lo que pone una gran presión sobre nosotras. A menudo, se nos transmite la idea de que una “buena madre” es aquella que lo sacrifica todo por sus hijos, incluso su propia carrera y aspiraciones.
Esto nos deja atrapadas en una lucha interna, entre el deseo de ser las mejores madres posibles y la necesidad de seguir creciendo profesionalmente, haciéndonos cuestionar constantemente si estamos tomando la decisión correcta al volver al trabajo.
¿Qué Pensamientos Alimentaban Esta Culpa?
- “No voy a pasar suficiente tiempo con mi bebé”.
- “Nadie va a calmarlo como yo lo hago”.
- “Voy a perderme momentos importantes”.
- “No estoy siendo una buena madre”.
Cuestionando la Realidad Detrás de la Culpa
Aunque es completamente comprensible sentir culpa, es fundamental que aprendamos a cuestionar esos sentimientos. Los que me conocéis, sabéis que siempre hablo de evidencia científica, y la realidad es que muchos estudios han demostrado que volver al trabajo no perjudica el bienestar del bebé ni afecta negativamente el vínculo entre madre e hijo, siempre que el pequeño esté rodeado de un entorno seguro, lleno de amor y pasando tiempo de calidad con sus progenitores.
Beneficios de Retomar el Trabajo
Además, el trabajo puede ofrecer beneficios importantes para las madres. Retomar la vida laboral nos permite reconectar con nuestra identidad y recuperar esa sensación de autonomía que a menudo se pierde durante la maternidad. Al mismo tiempo, puede fortalecer nuestra autoestima al encontrar un equilibrio entre ser madre y seguir desarrollándonos profesionalmente.
No debemos olvidar que, en muchos casos, trabajar también es una necesidad económica, una responsabilidad que asumimos con todo el amor y cuidado que ponemos en nuestros otros roles.
Estrategias para Manejar la Culpa
Ojalá pudiera daros una fórmula mágica para eliminar la culpa, pero lamentablemente no existe. Como cualquier emoción, si está presente es porque hay algo más profundo detrás. Por eso, he optado por enfrentarla de la siguiente manera:
1. Validar y Normalizar
El primer paso es aceptar que sentir culpa es completamente normal.
2. Reevaluar Expectativas
La idea de la “madre perfecta” es inalcanzable, y vivir bajo ese estándar solo nos genera más presión. Es crucial redefinir qué significa ser una “buena madre”, reconociendo que nuestro propio bienestar es igual de importante para la felicidad de nuestros hijos.
3. Calidad Sobre Cantidad
En lugar de obsesionarnos con las horas que pasamos con nuestro bebé, deberíamos centrarnos en la calidad de ese tiempo. Lo que realmente importa no es cuánto tiempo estemos juntos, sino la conexión emocional y el amor que compartimos en esos momentos.
4. Establecer Límites
Equilibrar la vida profesional y personal no solo nos ayuda a sentirnos mejor, sino que también nos permite estar más presentes cuando estamos con nuestros hijos, evitando que el trabajo se convierta en una fuente constante de angustia.
La Importancia del Acompañamiento Terapéutico
He podido gestionar todas estas emociones gracias al acompañamiento terapéutico, que me ha ayudado a aclarar mis ideas y establecer metas realistas. Si sientes que necesitas ese tipo de apoyo, no dudes en ponerte en contacto con el Centro Imago. Claudia estará encantada de acompañarte en este proceso con toda su experiencia y calidez.
Por: María Resola